Doctor recibe mención honrosa en concurso Mi Ciencia Mi País
Bajo el título Mi laboratorio al aire libre, el doctor Maurcio Díaz, hoy en Argentina, resultó con mención honrosa en el concurso Mi Ciencia Mi País, que congregó a investigadores chilenos y extranjeros de todas las disciplinas.
A continuación compartimos con ustedes la descripción del trabajo del Dr. Díaz;
La Caleta de Lenga, Bahía de San Vicente, región del Biobío, aparte de ser un lugar de atractivo turístico, esconde también un gran secreto. Al llegar a esta caleta, con solo voltear tu cabeza desde el mar a tierra adentro, encontrarás una especie de laguna, conectada con el mar y rodeada de pastizales e industrias.
Viejos pescadores contaban que aparte de ya no capturar muchos peces en este humedal, décadas atrás una extraña situación ocurría con pequeños organismos que la habitaban; salían de sus aguas y no querían regresar nunca más a ella. Una tecnología obsoleta de producción dejó un triste legado de Mercurio (Hg) en aquel humedal conocido como el estuario de Lenga, adquiriendo una no muy loable reputación de unos de los lugares más contaminados de Sudamérica.
La situación que observaron esos pescadores eran derrames incontrolados de químicos. Los únicos que notaron la peligrosidad de esas sustancias fueron pequeños organismos del fondo, muchos murieron y otros como una especie de resistencia, persistieron durante generaciones a la exposición de uno de los elementos más tóxicos del planeta.
La presencia de estos pequeños sobrevivientes en este lugar tan contaminado aunque paradójica, resulta una suerte de un valioso laboratorio al aire libre, en donde estoy respondiendo una gran interrogante ¿que hace que estos organismos todavía puedan subsistir ahí?.
Mediante el estudio de respuestas bioquímicas y ecológicas, como una forma de “examen de sangre” a cangrejos y gusanos de este humedal, puedo ver de que manera les afecta la contaminación y cuales son sus mecanismos de resistencia.
Esta información, además de contarnos en parte como los animales reaccionamos frente a los contaminantes, permite utilizar estos pequeños como vigías y monitores para determinar el estado de salud de los humedales estuarinos, muy comunes e importantes a lo largo de nuestra costa.
Sin embargo, no solo la mera resistencia a los tóxicos de estos animales gobierna para decidir su suerte, ya que al igual que nosotros, se encuentran en un medio cambiante con una mayor incidencia de eventos climáticos importantes. La verdad es que no existen únicamente estresores en forma de tóxicos producidos por el hombre, sino también los hay naturales como la temperatura, ¿que pasaría con la mezcla de ellos?, es otra pregunta que me motiva.
La capacidad de no poder gobernar o predecir cambios repentinos o a largo plazo en nuestro medio ambiente es un hecho y es un gran desafío para nosotros los investigadores chilenos. El terremoto en Concepción hizo cambios drásticos en nuestro paisaje y el pequeño estuario de Lenga no fue la excepción.
Nuevamente la paradoja ahora con el término desastre vuelve al ruedo, una gruesa capa de arena arrastrada por el tsunami cubrió una buena parte de ese triste legado en Lenga, que estará sucediendo ahora? Es por ello que el Lenga como otros estuarios de Chile, intervenidos por el hombre y la naturaleza son un gran y único laboratorio al aire libre.